Valladolid, 27 nov (EFE).- El obispo de Zamora, Gregorio Martínez, ha pedido hoy que no se condene a la asignatura de Religión "al rincón del trastero más oscuro", como consecuencia de un "puro laicismo excluyente y agresivo".
Gregorio Martínez ha representado a las once diócesis de Castilla y León en la firma en Valladolid de un acuerdo con el Gobierno autonómico, sobre la enseñanza de Religión y Moral Católicas en centros educativos no universitarios de esta Comunidad.
Martínez, en rueda de prensa, ha asegurado que "no nos sentimos tranquilos" si esta asignatura no tiene la relevancia que a su juicio merece, ya que la religión "engrandece la vocación del hombre", su "verdad y dignidad", que "es lo más sagrado de la creación".
"Nos vemos reconocidos y valorados por nuestra presencia en la escuela", con el fin de "servir a la verdad y a la dignidad total del hombre", ha subrayado el obispo.
Al respecto, ha añadido que "la religión es parte fundamental de la identidad humana" y contribuye "al bien común".
Gregorio Martínez ha reconocido que "las familias son las que deciden" libremente si sus hijos estudian o no esta asignatura.
En Castilla y León, según datos de la Junta, alrededor de un 85,5 por ciento de los alumnos de Primaria cursa Religión y Moral Católicas, casi el 63 en Secundaria y el 47,7 por ciento en Bachillerato.
Esta asignatura es optativa y la eligen libremente los padres o tutores de los alumnos, o los propios estudiantes cuando son mayores de edad.
El consejero de Educación de Castilla y León, Juan José Mateos, ha destacado el "considerable" porcentaje de alumnos que cursan esta asignatura en la Comunidad, por "el deseo mayoritario de las familias", ya que "la libertad" de elección "es lo que priva".
Asimismo, ha recordado que está amparada tanto por la Constitución como por los acuerdos de 1979 entre el Vaticano y España.
El convenio entre la Junta y las diócesis de Castilla y León, por cuatro años prorrogables, pretende reforzar la formación de los profesores de religión católica.
Un total de 743 profesores imparten esta asignatura en Castilla y León en el presente curso, de ellos 545 en Primaria y 198 en Secundaria, y el acuerdo permitirá que mejoren su formación en centros dependientes de la Junta, o en las propias diócesis con ayudas públicas.
Los profesores los propone la Iglesia, pero los selecciona la Junta, "con los mismos derechos y deberes que el resto de docentes", y tienen que poseer unos títulos específicos que les habilitan para impartir esta asignatura.